Para empezar, y siendo el cambio más destacable, con un salto a las tres dimensiones de una calidad y una evolución que pocas veces se ve. Ya sabemos que muchas fueron las franquicias que hicieron una transición al mundo en 3D a raíz del éxito de Super Mario 64, pero muy pocas lograron mantener el tipo tras el viajecito interdimensional. Nuestro amigo con extremidades flotantes fue uno de los afortunados, y lo demuestra con creces en Rayman 2: The Great Escape.
¿Cuál es la nueva amenaza para el mundo de Rayman a la que éste tiene que hacer frente en su segunda aventura? Ni más ni menos que piratas: unos crueles robots liderados por el capitán Barbaguda. Si vienes del primer Rayman, sin duda te darás cuenta de que han cambiado muchas, muchísimas cosas, más allá del formato. Notarás la ausencia de personajes como los Electoons, Betilla, Mosquito (salvo por un cameo en el primer nivel) y Mr. Dark. Para sustituirlos, tenemos a los Diminutos, Ly, Murphy y el ya mencionado Barbaguda, además de otros amigos que no dudarán en echar una mano al singular salvador de la tierra mágica, de los cuales hablaremos llegado el momento.
Lo primero con lo que todos flipamos de pequeños fue con
el hecho de ver a nuestro amado Rayman... ¡en completo 3D!
La música ha experimentado el mismo destino que los gráficos: aunque la diversidad es más reducida, ésta hace entrar en ambiente al jugador con suma facilidad. Pero hagamos un pequeño paréntesis para reflexionar, ¿vale? Pensemos en el primer Rayman: estamos hablando de un juego con lugares tan distintos como una selva encantada, un reino de instrumentos musicales gigantes, un paisaje nocturno en las montañas, un mundo de lápices y demás objetos de pintura, una caverna húmeda y oscura, y un castillo de dulces y pasteles; todo eso acompañado con géneros musicales como rock, orquesta, pop, música de circo, electrónica... Esa cantidad tan diferente de estilos tanto en el apartado visual como en el apartado sonoro es algo muy, muy difícil de igualar, ya no digamos superarlo. Es comprensible que en Rayman 2: The Great Escape apostaran por algo más enfocado a un único tema, sobre todo teniendo en cuenta que querían añadir una historia algo más profunda. Ésta, por cierto, aunque no sea digna de un best-seller, es lo bastante atractiva como para hacerte querer seguir indagando e intentándolo.
Conocerás a personajes extraños y entrañables como los Diminutos,
una raza de magos que ayudarán a Rayman cuando éste los rescate.
Los que sí han salido ganando en todos los sentidos han sido los personajes. Rayman 2: The Great Escape cuenta con un montón de entidades con mucho colorido y personalidad. Este juego supone el debut de Globox, el mejor amigo de Rayman, quien lo ayuda escapando de la nave prisión de Barbaguda y, más adelante, invocando la lluvia. Ly es un hada que, aunque no creó a Rayman (ya sabemos que de ello se encargó Betilla), proporciona poderes a nuestro héroe, tal y como hacía su "madre". ¿Tendrán alguna relación la una con la otra? Clark es un grandullón que usa su fuerza bruta para abrir puertas alternativas a Rayman... Y con "puertas alternativas" quiero decir "agujeros en la pared con la forma de su silueta". Murphy no servirá de montura como Mosquito; en su lugar, nos proporcionará útiles consejos siempre que queramos (aunque al principio de la aventura es un poquito plasta, las cosas como son). Sssam (y sí, se llama así, no es una errata) es una serpiente que vive en el Pantano del Despertar y servirá a Rayman como propulsión para hacer esquí acuático sobre el lodo de la ciénaga.
Como veis, hay de todo en el nuevo mundo mágico. También hay que destacar a unos personajes más: los Diminutos y Polokus. Los primeros son unos magos narigudos que están siendo atrapados por Barbaguda y sus truhanes metálicos. Al rescatarlos, abrirán el acceso al siguiente nivel. Además, al haber recolectado suficientes lums dorados, reunirán poder para abrir las puertas a los Santuarios en los que se encuentran las máscaras de Polokus. Y ya que lo mencionamos, éste es el ser más poderoso del mundo (aunque no lo parezca) y el único capaz de hacer que los piratas se marchen para no volver, mas lleva dormido mucho tiempo y la única forma de despertarlo es recogiendo las cuatro máscaras de los Santuarios. Ahí tienes tu trama: no muy complicada para quienes lo jugamos en su momento, pero tampoco aburrida ni estúpida. Más que correcta, en definitiva. Aparte, hay ciertos momentos de humor que lograrán sacarnos una sonrisa, alardeando de la buena animación que creaba y sigue creando Ubisoft.
No sólo la jugabilidad a la hora de desplazar a Rayman
ha mejorado, sino que el combate es mucho más dinámico.
Pero claro, de nada sirve que en gráficos y sonido sea bueno para que luego la jugabilidad cojee (lo sé, muchos habéis pensado en The Order 1886). No os preocupéis, que eso no ocurre en Rayman 2: The Great Escape. Las tres dimensiones no han sido rival para Rayman y su ridícula agilidad. Puede correr y saltar en todas las direcciones, y esta vez lanza orbes de luz en lugar de su propio puño, lo que le permite hacer ataques más encadenados. Además, es capaz de fijar una dirección mientras se mueve para no perder de vista al objetivo mientras esquiva sus proyectiles. También puede utilizar el helicóptero desde el principio (y, gracias al cielo, también agarrarse a los bordes) y... No os lo perdáis: ¡ha aprendido a nadar e incluso a bucear! Por desgracia, no tiene branquias, así que procura coger aire de vez en cuando, ya sea dentro o fuera del agua. Oh, y volviendo al tema del combate: hay partes en las que nos veremos obligados a pelear, pero curiosamente, no han explotado esto hasta la saciedad, sino que se han reservado las batallas contra enemigos comunes para ocasiones muy puntuales. La mayor parte del tiempo nos enfrentaremos al propio escenario y sus numerosas trampas, dejando los combates para cuando sean verdaderamente importantes. Gran acierto por parte de Ubisoft: hacer que el mayor desafío se constituya por los puzles y la posición de las plataformas, en lugar de hordas de poderosos enemigos.
En resumidas cuentas, el control es muy satisfactorio. También puedes agarrar objetos como barriles explosivos o ciruelas gigantes para posicionarlos correctamente y abrir nuevos senderos, y las fases de montar sobre obuses, si bien resultan difíciles, no dejan de ser divertidas. Hablando de dificultad, Rayman 2: The Great Escape tiene una curva bastante menos empinada, y en términos generales, es algo más fácil que el primer Rayman, cosa que se agradece, la verdad. Desafortunadamente, los jefes son estúpidamente fáciles: tienen poca vida, son predecibles y es más complicado el camino hasta llegar a ellos que el hecho de derrotarlos (vaya, en ese sentido me recuerda a Nito de Dark Souls).
Quizá se te atragante un pelín el jefe de la Cueva de las Pesadillas,
pero por lo demás... No hay ninguno que sea especialmente duro.
¿Y qué hay de la cantidad de niveles? Se mantiene en la línea de su antecesor: no muchos, pero muy largos. Y creedme, esta vez son realmente extensos, y personalmente, lo prefiero: si los hubieran partido por la mitad para engordar virtualmente la cantidad de fases, tal vez éstas se habrían hecho algo más monótonas, y hoy no podría estar diciendo lo que recalco más arriba acerca de la variedad de niveles.
Ahora, hablemos de un elemento muy valioso: los lums. Estas criaturas luminosas casi idénticas a las hadas de The Legend of Zelda son el objeto coleccionable más habitual de Rayman 2: The Great Escape. Hay distribuidos mil lums dorados por todos los niveles, y has de encontrarlos para reconstruir el corazón del mundo. Los lums rojos, por otra parte, sirven para restaurar la salud de Rayman. Los lums azules vienen cargaditos de oxígeno y evitarán que Rayman se ahogue cuando esté buceando. Los lums morados tienen forma de anillo y, al lanzar un ataque directo hacia ellos, podremos usarlos como soporte para una cuerda mágica y balancearnos como si colgáramos de una liana. Por último, pero no por ello menos importantes, están los lums verdes, que hacen las veces de puntos de control. Todo tan claro y simple como quedarse con el color de cada uno.
¿Montar en obuses con patas te parece peligroso? ¿Y qué tal
obuses voladores? Total, ¿qué es lo peor que podría pasar...?
Sólo nos queda hablar de las diferencias entre versiones. Hice este análisis basándome exclusivamente en la versión de PC, que fue la primera que yo jugué, y de las mejores, sin duda. La primera que vio la luz fue la de Nintendo 64, y apenas se diferencia de la de PC, más allá de que esta última tiene mejor sonido y definición. La de Dreamcast incluye modelos en 3D que sustituyen algunos sprites, así como minijuegos exclusivos. La versión de PlayStation fue, sin duda, la que peor parada salió, pues tiene menos niveles, menos lums dorados que encontrar y cambios en algunas fases, a veces no muy sabiamente aplicados. En compensación, cuenta con personajes exclusivos, y los jefes de los Santuarios tienen un diálogo con Rayman antes de entrar en combate; además, es la única versión que cuenta con doblaje al castellano. La versión de NDS es un port simplificado de la de N64, pero es una buena alternativa portátil. Por su parte, la de 3DS es lo mismo, pero de la de Dreamcast, eso sí, sin los minijuegos exclusivos.
Aun así, si todavía no has jugado a Rayman 2: The Great Escape y quieres saber con qué versión vas a disfrutar por todo lo alto, yo te recomendaría la de PlayStation 2. Más que una versión, es una edición renovada y renombrada como Rayman Revolution. En esta maravilla encontrarás nuevos niveles, jefes, minijuegos, temas musicales y una redistribución de los lums dorados. La mayor novedad es la de poder moverte por un terreno extenso para elegir los niveles, de forma muy similar a como se hizo en la saga Spyro de PlayStation. La pega es que no cuenta con la tasa de sesenta fotogramas por segundo estable de Dreamcast, ni con el doblaje al castellano de PlayStation, pero bueno, al menos los textos sí están traducidos como en todas las versiones.
A todo esto, no hemos hablado de la versión de
Game Boy Color. Oh, claro, me había olvidado...
¿Conclusiones?
¿De verdad precisas de una conclusión? ¡Es Rayman, maldita sea! Lo cierto es que ocurre algo muy insólito con esta trilogía, y es que cada jugador tiene su favorito: hay quien prefiere el scroll bidimensional del primero, quien alucinó con la frescura del segundo y quien se decanta por la acción sin cuartel del tercero (yo pertenezco a ese último grupo). Pero tratándolos con algo de objetividad, éste podría ser casi con total certeza el mejor Rayman jamás creado. Ojo, no quiero decir que los posteriores no valgan la pena, todo lo contrario; sólo digo que, a nivel de novedades, dificultad y adelanto a su generación, éste se lleva la palma. ¡Esperamos que Ubisoft nos deleite en el futuro con un nuevo juego en 3D de su amada mascota! ...Bah, qué tonterías digo, ya los conocemos...
Gráficos
El cambio al 3D le ha sentado estupendamente, con elementos y plataformas que saben aprovechar cada milímetro del entorno. A costa de sacrificar algo de diversidad, la ambientación es de diez.
Sonido
Otro apartado en el que se ha tenido que reducir la variedad, pero al final ha resultado ser un cambio positivo, pues la banda sonora es más distintiva que nunca. ¡Prácticamente es el himno de Rayman!
Jugabilidad
La mejora que hemos experimentado pasando de un control a otro es bestial, el plano tridimensional jamás se había sentido como un lugar tan agradable en el que desplazarse.
Duración
Aquí depende de la versión que cojas. La de PlayStation puede llevarte un tiempo razonable en caso de querer completarla al 100%, mientras que a la de PlayStation 2 tendrás que echarle más horas.
Lo mejor
· Uno de los mejores saltos a las tres dimensiones en todos los sentidos.
· Gráficos y música que cumplen sobradamente.
· Buena historia, buen humor, buenos controles, buenos personajes... ¡Buen juego!
Lo peor
· La versión de PlayStation no ha salido muy bien parada que digamos...
· ¿Esto son jefes finales o bromas de mal gusto? ¡Son facilísimos!
· A algunos fans del primero puede echarles para atrás su relativa poca variedad.
Nota final
9