viernes, 6 de mayo de 2016

Análisis - Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito (PlayStation 2)

Ah, PlayStation 2... La de alegrías que nos ha dado esa consola, ¿eh? La más vendida de la historia, con un catálogo de juegos inmenso y... ¿Qué estoy diciendo? Seguro que más de uno os la comprasteis por lo fácil que era de piratear, ¿eh, pillines? Pero tranquilos, la piratería es un tema que ya abordaré en un off-topic que se me ocurra, hoy vamos a hablar de una saga pionera en los juegos de rol. ¿Os suena de algo Dragon Quest? Hace unas décadas, a lo mejor no os habría resultado tan familiar, pero cogió mucha popularidad en Europa con su primer título para PS2, el cual fue el octavo de la saga. Tal vez, debido a su no muy gran fama en nuestro continente, decidieron cambiar el número VIII por un subtítulo con un poco de gancho. Y así, Dragon Quest VIII pisó nuestra tierra rebautizado como...



¿Qué tal ha tratado la sexta generación a Dragon Quest?

Mejor que nunca, eso seguro. Acabamos de empezar y ya podemos hablar de Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito como uno de los mejores exclusivos de PS2 y uno de los mejores RPG de su tiempo. Sin exageraros, éste es el juego que más horas me ha mantenido enganchado, más incluso que The Elder Scrolls V: Skyrim, ¡y eso ya es decir! Pero vayamos a lo interesante: ¿de qué va la cosa esta vez en el universo de Dragon Quest? Se cuenta la historia del rey de Trodain y su querida hija, quienes sufrieron una maldición a manos del traicionero bufón de la corte, Dhoulmagus. El rey, llamado Trode, fue convertido en un débil monstruo verde de aspecto poco agraciado, y su hija, la princesa Medea, se encarnó en una hermosa yegua blanca. El protagonista (a quien tienes que poner nombre, aunque aquí lo llamaremos "el Héroe") sale ileso de la maldición que asola el castillo y emprende una búsqueda para romper el maleficio del reino de Trodain y de sus monarcas. Por el camino, se encuentra con el ladrón Yangus, a quien salva la vida y lo hace su compañero de viajes, lo que quiere decir que empiezas con dos personajes en tu equipo.

Este juego no es precisamente lo más novedoso de su tiempo, pero es que... Caray, lo hizo todo tan bien que debería considerarse ilegal no reconocerlo como un gran título de su generación. Es un RPG de los de toda la vida, con variedad de armas, habilidades, magia, muchísimos enemigos distintos, lugares secretos, una buena historia... ¡No sabría ni por dónde empezar! Bueno, partamos por los gráficos y el sonido, ¿no? A fin de cuentas, es lo primero que nos llega al encender la consola. Pues bien, aquí empieza a relucir desde que pasan los iconos de Square Enix y Level-5. ¿Cómo? No os suenan estos últimos? Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito fue sólo su tercer título, pero si siguen sin resultaros familiares, estos genios fueron los creadores de la saga El Profesor Layton y de otras maravillas como Ni no Kuni: La Ira de la Bruja Blanca. Tendréis análisis de este juego en un futuro, os lo garantizo.

La enorme variedad de monstruos y localizaciones hará que
jamás te canses de explorar los confines de este ancho mundo.


Bueno, al lío: desde que el juego abre con la fanfarria clásica de Dragon Quest, comienza a alardear de potencial gráfico y sonoro. Visualmente, salvo algún bajón de frame aquí y allá o según la cantidad de enemigos que haya en pantalla, no deja a nadie inconforme, con una gran cantidad de animaciones para cada entidad, un buen efecto cell-shading y un diseño de personajes y criaturas impecable de la mano del dibujante Akira Toriyama (a quien conoceréis por habernos traído el manga Dragon Ball). Y sonoramente, ¡no se puede criticar ni un ápice en este sentido! Los europeos tuvimos la inmensa fortuna de recibir una versión del juego con una música completamente sinfónica. La mayoría de temas son tranquilos, como ya pasaba en Final Fantasy IX, pero la música de batalla y la de jefes finales son bastante intensas (faltaría más), y tenemos otros temas marchosos como el que suena en las cantinas. Ni una sola queja al respecto, la música de Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito es excelente.

¿Os acordáis de los chocobos de Final Fantasy? Pues aquí, la
montura oficial es el dientes de sable. ¿A que es una monada?

Se ha recuperado la transición día-noche y viceversa que no se veía desde Dragon Quest V. Esto es algo determinante, ya que por la noche es más fácil encontrar monstruos duros, lo cual nos lleva al siguiente punto: uno de los grandes problemas de Dragon Quest VIII es que su curva de dificultad desconoce la misericordia. Es realmente difícil comenzar a jugar, y no será a partir del primer o segundo jefe que las cosas comenzarán a equilibrarse razonadamente. Y claro, tampoco ayuda que los personajes tarden muchísimo en subir de nivel.

Afortunadamente, estos pueden aprender diferentes habilidades y magias según cómo distribuyas sus puntos de destreza. ¡Incluso puedes enseñarles a pelear sin armas! A continuación, os muestro un resumen de los personajes y las especializaciones a las que pueden acceder:

El Héroe
He aquí el protagonista de la aventura, al que tendrás que poner nombre (yo, por ejemplo, lo llamé "Havel"). Una característica muy peculiar de este soldado raso es que, por algún extraño motivo, es totalmente inmune a maldiciones, lo que se traduce como una preocupación menos para ti; por no hablar de sus problemas de logopedia a niveles de Gordon Freeman en Half-Life. Aprende diferentes técnicas si se aumenta su valor, y es muy diestro en el manejo de espadas, lanzas y bumeranes. Un personaje enfocado en la ofensiva, pero muy versátil y capaz de asumir otros roles según la situación lo requiera.

Yangus
Un famoso ladrón que apuesta por su resistencia sobrenatural y su fuerza bruta a la hora de sortear obstáculos. Una vez, trató de atracar al rey Trode, pero imaginad cómo cambió todo en un descuido que al final el Héroe le salvó la vida. Desde entonces, lo llama "jefe" y lo acompaña allá donde va. Yangus puede incrementar su humanidad para aprender útiles habilidades de combate y de exploración, y no hay nadie tan bueno como él empuñando hachas, mazas y guadañas.

Jessica
Esta bella joven es una noble de Alexandría. Dejó a un lado a su familia para detener a Dhoulmagus, quien había acabado con la vida de un ser querido. Aunque es la menos resistente del grupo, es rapidísima y tiene un gran repertorio de hechizos. Por no hablar de que su atractivo la ayuda a embelesar y atontar a los enemigos. Puede convertirse en toda una guerrera al usar látigos, puñales y bastones, y es el único personaje cuya apariencia cambia con algunas armaduras.

Angelo
Aunque no es obligatorio que lo lleves contigo desde el principio, llegará un punto de la historia en el que no te quedará más remedio. De todos modos, no querrías renunciar a la compañía de este casanova, cuyo carisma le permite, entre otras cosas, burlarse de sus enemigos y mermar sus capacidades. Aunque Angelo es ágil y logra unos buenos impactos con espadas y arcos (además de saber usar bastones), sus dotes como compañero de apoyo son su verdadera baza.

El Héroe es muy polivalente. La destreza con espadas le 
permite aprender multitud de cortes con diferentes efectos.

Una de las principales novedades que trae el sistema de combate es la tensión. Dando la orden "Mentalizar" a un miembro del equipo, invertirá el turno en aumentar su nivel de tensión. Esto hace que su próximo ataque, habilidad, hechizo o acción defensiva tenga mayor efecto. También puede optar por mentalizarse más turnos seguidos, comenzando con una tensión de nivel 5, pasando a 20 y luego a 50. Existe una forma de alcanzar la tensión 100, pero requiere muchísimos intentos. Eso sí, cuando uno de los miembros la haya alcanzado, ten por seguro que arrasará con lo que pille, al menos, en ese turno.

El Héroe parece un Super Saiyan cuando se mentaliza al máximo.
¡Pero cuidado, porque ciertos enemigos también pueden hacerlo!

Como en casi cualquier juego de rol, puedes huir de las batallas (aunque nada te garantiza que el enemigo no te corte el paso). Pero si no te apetece perder el tiempo con tus enemigos porque son demasiado débiles, también puedes tratar de intimidarlos, esto es, hacer un gesto grotesco con los brazos y la faz para ver si los enemigos se van cagaditos de miedo, se quedan en su sitio sin tener muy claro qué acaban de presenciar o te zurran para que se te pase la tontería. Esto es como escapar: no hay un cien por cien de seguridad de que funcione en cualquier situación, y de hecho es inútil contra jefes.

Ah, pero sin duda, una de las mejores características que trae Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito consigo es el Pote de Alquimia. Se trata de un recipiente en el que puedes echar dos ingredientes para obtener algo distinto. Por ejemplo, combinando un casco de piedra con una vara de ciprés, obtendrías una bonita hacha de piedra para Yangus. Con el tiempo, el Pote de Alquimia será mejorado para que puedas verter hasta tres objetos, lo que te dará acceso a armas y equipamiento únicos. Por supuesto, no bastará con echarlo todo a la marmita mágica de Panorámix: tienes que andar un rato hasta que oigas el sonidito típico de un microondas. A menos que... Bueno, eso ya es en un punto muy avanzado, no importa. 

Cualquier personaje tiene exactamente las mismas posibilidades
de intimidar, incluso Jessica con ese bonito vestido de bailarina.

Ya sólo queda hablar de la arena de monstruos de Morrie. En el exterior, encontrarás monstruos que deambulan a sus anchas. Al tocarlos, entrarás en un combate con ellos. Son versiones algo más poderosas que sus congéneres de la misma especie e incluso cuentan con su propio apodo. Derrotarlos no sólo hará que recibas un objeto equivalente a las pepitas de Pokémon (es decir, que sólo sirve para venderse por un buen pellizco), también hará que, llegado un punto en el juego, puedas reclutarlos para la arena de monstruos. Tus compañeros reclutados actuarán de forma independiente, así que procura que sean superiores en muchos sentidos a sus contrincantes. Si ganas muchos combates y escalas puestos, podrás pedir ayuda a tus monstruos en mitad del combate, ¡e incluso tener un segundo equipo!

Siguiendo la estela de su dibujante, Dragon Quest: El Periplo
del Rey Maldito tiene un ligero componente de humor erótico.

¿Conclusiones?

Imprescindible si aún posees una PS2: entretenido, completo, bello, desafiante y extremadamente largo. ¿No la tienes o tu gato se hizo pis en ella y la estropeó? ¡No hay problema! Ya que este año (si a Square Enix se le antoja), nos llegará una versión del mismo juego a 3DS, con dos personajes más, objetos nuevos y algunas sub-tramas como el pasado del protagonista. Sólo espero que nos llegue en español, ya sabéis la costumbre que tiene esta empresa de no traducir todos sus juegos de la portátil de Nintendo. Sí, os estoy mirando a vosotros, Kingdom Hearts 3D: Dream Drop Distance y Final Fantasy Explorers...

Gráficos
Lo dicho, algún que otro bajón de FPS según la zona o los enemigos que tengas delante, pero tampoco se le puede pedir mucho más a la PS2, y el colorido y diseño de personajes lo compensa.

Sonido
Creo que ya se ha mencionado todo lo que hacía falta con respecto a la música: es una delicia. Crea el ambiente idóneo y a veces puede ponerte los vellos de punta según la situación que te toque vivir.

Jugabilidad
Es el primer Dragon Quest que ofrece un desplazamiento en 3D, y parece que lo han adaptado a la perfección. En combate, la jugabilidad es como en cualquier otro de la saga, más sus novedades.

Duración
¡Esto es un juego largo y lo demás son tonterías! Vale, parte de la duración es por culpa de la lentitud de los personajes para subir de nivel, pero eso no quita que haya mucho que ver y hacer.

Lo mejor
· Uno de los mejores Dragon Quest en todos los apartados.
· Cantidad de objetos que coleccionar, monstruos que vencer y lugares que visitar.
· El Pote de Alquimia y la arena de Morrie prolongan el entretenimiento.

Lo peor
· Su empinada curva de dificultad puede echar para atrás a algunos jugadores.
· La fatigosa lentitud con la que los personajes suben de nivel.
· Con lo que molaría dar órdenes a los monstruos reclutados...

Nota final
9'5

No hay comentarios:

Publicar un comentario