jueves, 18 de mayo de 2017

Análisis - Hamtaro: RompeCorazones (Game Boy Advance)

En un principio no iba a realizar este análisis, pero le prometí a Sergio Guillardini, el lector más fiel de TFR, que haría una review a un juego basado en un anime (aunque seguro que ni de coña se esperaba que sería éste). La animación japonesa siempre ha sido un buen material para hacer videojuegos, desde los Dragon Ball Z Budokai de PlayStation 2 hasta los actuales Naruto y Sword Art Online, pero en realidad ésta es una práctica que se remonta a muchos años atrás. Los shonen no son los únicos animes de los que se pueden hacer grandes videojuegos, pues algunos kodomo también han demostrado ser dignos de tener su propio software de entretenimiento. Si no entendéis estas palabrejas tan raras, os explico: los shonen están dirigidos a un público juvenil, mientras que los kodomo son series enfocadas a niños. Y el caso que nos ocupa hoy es el de un juego basado en una serie perteneciente a este género...


¿Qué puñetas...? ¿Hamtaro también ha tenido juegos? 

No sólo ha tenido, sino que éste no es el primero de ellos. De hecho, existieron anteriormente un par de juegos de la pandilla de roedores para Game Boy Color, aunque a nosotros sólo nos llegó el segundo, titulado Hamtaro: ¡Seamos Hamigos!. En mayo de 2002, se lanzó el primer juego del popular personaje para Game Boy Advance en Japón, y un año después llegó a Europa. Hamtaro: RompeCorazones fue, al igual que su precuela, desarrollado por Pax Softnica. Puede que el nombre no os diga nada, pero colaboraron en el desarrollo de grandes juegos de Nintendo como Pokémon Snap y EarthBound. En esta ocasión, han venido a demostrarnos las maravillas que uno puede hacer con cualquier licencia. 

Aunque a simple vista este pequeño hámster no parece ofrecer mucho con lo que hacer un buen videojuego, lo cierto es que Hamtaro: RompeCorazones es un título de aventuras y puzles muy competente. Si vas a jugarlo hoy día, no esperes una historia muy madura ni unos valores de producción altísimos en el interior de un cartucho de hace quince años para una consola portátil; por otro lado, prepárate para una aventura muy larga, entrañable y cargada de humor.

Pese al clarísimo tono infantil de la historia, el juego cuenta
con su propio villano original, nunca antes visto en el anime.

La trama se desarrolla en un mundo donde los hamsters tienen sus propias áreas de diversión y descanso. Un día, un roedor con muy malas intenciones llamado Diablito decide acabar con todo el amor del mundo, separando a cualquier pareja de hamsters que se encuentre valiéndose de sus mentiras y artimañas. Sólo un dúo con un lazo irrompible, con la ayuda de la benévola Armonía, podrá parar las patas a Diablito... Y ahí es donde entran Hamtaro y Lacitos (a quienes podemos cambiar los nombres si queremos). Controlando a estos dos chiquitines, tendremos que visitar diferentes lugares para volver a unir a las parejas divididas por el portador del tridente y, con ello, fortalecer la relación de los protagonistas.

Así es, ésta es una historia que gira en torno al amor (obviamente no es un Final Fantasy VIII narrando un romance, pero tampoco vamos a pedir unos giros argumentales muy bestias a un juego basado en un dibujo animado infantil), y viene que ni pintado a un apartado artístico adorable como él solo. Los gráficos están hechos para parecerse lo máximo posible a la serie, dotando a los personajes de una expresividad increíble para el tamaño de sus sprites. A esto hay que añadir la inmensa variedad de animaciones y lugares: un bosque, una playa, un parque temático, una selva y hasta una mansión encantada. Sobra decir que la música está a la altura: no sólo se incluyen un montón de melodías originales y pegadizas, sino que además los desarrolladores se tomaron la libertad de añadir el tema del opening de la serie en su versión americana a las ediciones occidentales del juego.

Aventura gráfica, puzles, minijuegos... No sabría ni
cómo clasificar este raro pero homogéneo espécimen.

Al igual que en muchas aventuras gráficas, Hamtaro: RompeCorazones cuenta con opciones de diálogo, aunque aplicadas de una forma un poco diferentes... A lo largo de nuestra pequeña gran aventura, tendremos que aprender palabras en el idioma de los hamsters y registrarlas en el LexiHam para utilizarlas como medio de interacción con otros paisanos o con elementos del entorno. Hay cuatro palabras básicas a las que podremos acceder en casi cualquier momento: "Hamha" hace las veces de saludo, "Hif-Hif" se utiliza para identificar objetos con el olfato, "RoTak" es lo más parecido a un ataque en forma de voltereta, y "CavaTak" permite excavar para pasar por madrigueras o desenterrar cosas. También tienes las opciones "A-Ham" y "Na-Ham", que significan "sí" y "no" respectivamente. Prácticamente todos los hamsters del juego reaccionan con cada una de las palabras básicas, y sus reacciones son realmente divertidas de presenciar, más aún cuando se trata de un miembro del Ham-Ham Club, pues cada uno tiene una personalidad definida.

Hay muchísimas palabras que aprender, pero por fortuna, no tendrás que ir probando una por una hasta que des con la clave, sino que se te ofrecerá una lista con las palabras utilizables en cada interacción que realices, representando las no aprendidas mediante un signo de interrogación. Así que puedes reaccionar de distintas maneras, haciendo saber a alguien que su pareja se siente desconsolada o pidiendo un favor a un buen samaritano, todo acompañado de animaciones muy elaboradas para cada acción. Esta mecánica tan curiosa agrega mucha rejugabilidad, incita a volver a visitar ciertas ubicaciones para descubrir secretos con tu vocabulario de roedor ampliado, e incluso se han molestado en traducir al castellano cada palabra para que tenga cierto sentido ortográfico frente a su sinónimo. El gran "pero" aquí es que tienes que usar lo recopilado en el LexiHam para todo. Y cuando digo "todo", es "TODO". No puedes recoger nada sin antes olisquearlo con "Hif-Hif" o desenterrarlo con "CavaTak", y cuando lo has hecho unas quinientas sesenta y nueve veces, se convierte en un auténtico coñazo. 

A veces, Diablito tratará de engañar a un miembro de la pandilla
para romper una amistad. ¡Impídelo usando el poder del LexiHam!

No contamos con muchos minijuegos, pero hay una gigantesca cantidad de secretos. Uno de los que ocupará la mayor parte de tu tiempo será el hallazgo de rocas que podrás llevar al Ham-Ham Club para desfosilizar. ¿Cómo hacemos esto? ¡Con "FroTak", una palabra que permite a Hamtaro y a Lacitos coger un paño y frotar la roca hasta que revele su belleza oculta! Y nosotros invirtiendo millones en investigación y tecnología cuando los hamsters hacen maravillas con un simple trapo... Las gemas que consigas pueden combinarse para crear cosméticos muy chulos que, junto con los que compres en la boutique, podrás equipar a la entrañable pareja para una sesión de fotos. Ponlos bien arregladitos con sus adornos y guarda el resultado en un álbum. Es una chorrada, sí, pero ¿has visto cosa más adorable que un hámster disfrazado?

Otra forma de ampliar el entretenimiento es crear bailes a partir de las palabras recogidas en el LexiHam. Aprovechando que cada una hace que Hamtaro y Lacitos realicen una simpática animación, puedes combinarlos para hacer una coreografía. ¡Incluso hay un concurso de baile en una parte temprana del juego! Estaría bien que pudiera colocarse una animación en cualquier segmento de la canción, ya que hay ciertas restricciones para esto, pero sigue siendo un detalle interesante.

Ah, y para nuestra sorpresa, Hamtaro: RompeCorazones es muy largo. Llegar al final del juego puede llevar un tiempo moderado, pero si vas a por todos los corazones, gemas y secretos que puedes encontrar, vas a tener que echar un buen puñado de horas. Es una pena que éste no sea un título tan conocido, ya que con muy poco, da para mucho

La cosa no parece acabar nunca, y eso es bueno teniendo
en cuenta lo adictos que somos algunos al descubrimiento.

¿Conclusiones?

Puede que a día de hoy no parezca algo como para tirar cohetes, pero en su momento, Hamtaro: RompeCorazones fue algo único para Game Boy Advance. Entretenimiento simple, sin pretensiones y efectivo, disfrutable para los más pequeños y con un despunte en la animación como se ha visto en pocos juegos de la portátil de Nintendo. El hámster más famoso del mundo puede presumir de tener un buen videojuego que mezcla varios conceptos correctamente sin perder ni una pizca de personalidad. 

Gráficos
Una de sus mayores fortalezas. Plasma de manera sobresaliente el espíritu del anime y presume de su cantidad y calidad de animaciones.

Sonido
Varias composiciones originales muy buenas, y hasta hay un sonido diferente para cada palabra del LexiHam. Si cierras los ojos, puedes imaginar que estás escuchando gritos de Pokémon.

Jugabilidad
Algo repetitiva en según qué circunstancias, y puedes llegar a quedarte atascado/a en más de un segmento de la historia, pero su variedad y minijuegos hacen que la herida escueza menos.

Duración
En éste apartado, nos ha pillado totalmente por sorpresa. Ésta es una aventura muy extensa con mogollón de secretos que desentrañar y muchísimos coleccionables.

Lo mejor
· Gráficos muy buenos para una Game Boy Advance.
· El calco casi idéntico del humor de la serie.
· Muchísimo que ver y hacer.

Lo peor
· Puede resultar un tanto monótono en algunas partes.
· Tiende a ser infravalorado por el mero hecho de ser un juego de Hamtaro.
· ¡¿Por qué tengo que olfatear cada m#€r*@ que quiero recoger?!

Nota final
6'5

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