miércoles, 23 de agosto de 2017

Análisis - PaRappa the Rapper (PS1 / PSP / PS Vita / PS4)

Voy a abrir esta review hablando un poco de mi recorrido en el género para poneros en situación: adoro los juegos musicales. Desde siempre, mi melomanía me ha hecho amarlos, y a lo largo de mi vida he jugado un montón de ellos. Todo comenzó con El Libro de la Selva: ¡Muévete con Ritmo! en la vieja PlayStation, ya sabéis, ese juego basado en la peli de Disney que incluía una alfombra de baile tan chunga que al final uno acababa jugando con el mando. En mi adolescencia, me aficioné fuertemente al rock y me introduje de lleno en la saga Guitar Hero, uniéndome a la gira en el tercer título y dejando mi carrera ficticia después del sexto. Otras franquicias como Rhythm Paradise, Elite Beat Agents o el pionero Dance Dance Revolution no hicieron sino aumentar mi devoción hacia este género tan explotable. Fue el día que presencié el primer tráiler de PlayStation All-Stars: Battle Royale, cuando descubrí a esa extraña figura bidimensional que no había visto en mi vida. ¿Quién era? Decidí investigar un poco y descubrí que era el protagonista de un popular juego rítmico japonés para PlayStation que también había salido en PSP. Bueno, casualmente yo tenía esa consola, así que le di una oportunidad y...


¡Si es PaRappa! ¿Cómo le ha tratado el paso del tiempo?

Bueno, bueno, cada cosa a su tiempo... Tengamos en mente que la creación de Masaya Matsuura está a punto de cumplir veintiún años, y aunque la PS1 ya llevaba un par de añitos en el mercado, NanaOn-Sha aún no había trabajado con consolas. PaRappa the Rapper fue el estreno de la compañía japonesa de la mano de Sony, y se nota que habían hecho algo con juegos musicales antes (concretamente uno: Tunin'Glue). La idea fue simple, bien ejecutada y permitió al perrete rapero tener un par de juegos más entre aquella generación y la siguiente, así como su propio anime, remasterizaciones y su aparición en el ya mencionado PlayStation All-Stars: Battle Royale.

Los valores de producción fueron, más bien, reducidos, incluso para un debut, pero el resultado es apropiado tratándose del inicio de una saga y de un concepto nada complejo: eres un perro antropomorfo y rapeas junto con otros animalejos raros. El apartado artístico de PaRappa the Rapper es tan entrañable como incoherente, y puede que sea mejor así: todo es extremadamente colorido, con mucho contraste y sin demasiado detalle, y los personajes parecen hechos de papel. No de la misma forma que Paper Mario, no, aquí no se utilizan sprites, sino modelos planos que se articulan y cambian de textura constantemente para mostrar diferentes acciones y estados de ánimo. Toda una ocurrencia, ¿no creéis?

Aquí se utiliza una canción para todo: sacarse el permiso de
conducción, vender cosas, cocinar, practicar artes marciales...

La historia es tan sencilla como parece: PaRappa es un habitante de PaRappa Town (¿qué cargo tendrán sus padres para haber conseguido poner ese nombre a la ciudad?), un lugar donde nada tiene demasiado sentido y la diversidad está a la orden del día. Nuestro protagonista pertenece a un grupo de colegas y está coladito por una de sus amigas, Sunny Funny. Para ganarse su amor e integrarse más en el grupo, realiza diferentes acciones a ritmo de rap con diferentes instructores que le echarán una mano.

Como hemos dicho, artísticamente es muy único, es lo más parecido que había en la época a un dibujo animado infantil en 3D. La pena es que ha envejecido regular, especialmente las animaciones, pero al menos las expresiones faciales cumplen; supongo que es la ventaja de que sean texturas y no caras modeladas. Ah, y tampoco es que la remasterización sea la repanocha. Es decir, se nota que está remasterizado por la resolución y las texturas, pero como he dicho, las animaciones siguen dando mucho el cante (y nunca mejor dicho). Y si hablamos del precio tratándose de un juego de PS1 digital, es para echarse las manos a la cabeza...

Pero es un juego musical, ¿no? Así que habrá que tener más en cuenta que nunca el apartado sonoro, y no sabéis cómo me alegra poder decir que musicalmente se sale. No sólo las letras son graciosas, sino que las propias bases suenan estupendamente; y ya era difícil conseguir un sonido de tamaña calidad en 1996. Sin duda, pusieron mucho empeño en esta faceta, y no es para menos: ya que vamos a rapear, ¡que sea con buena música! ¿Y las voces? Dred Foxx como PaRappa hace un excelente trabajo, aunque también hay que destacar las formidables interpretaciones de Lenky Don como Prince Fleaswallow, Ryu Watabe como el maestro Chop Chop y Joe Chin, y la difunta Michele Burks como Katy Kat y la gallina cocinera Cheap Cheap.

"You gotta do what?" Aunque los dos juegos posteriores son muy
superiores en todos los aspectos, el primero es el más recordado.

¿Y la jugabilidad? Bastante simple, para qué nos vamos a engañar. Es una especie de "Simón dice" en el que tenemos que repetir los comandos que indica el instructor de turno. Para ello, usamos los cuatro botones de la parte derecha del mando y los L y R. Un texto en la pantalla te indicará lo bien que estás rapeando, y tienes que procurar acabar la canción por encima de la puntuación "awful". Normalmente te mantendrás en "good" si fallas lo mínimo posible, y puede que, tras un tiempo haciendo las canciones perfectamente, te preguntes para qué está la puntuación "cool" ahí arriba. ¡Ahí está la gracia! En PaRappa the Rapper, se premia la improvisación. Si añades unas cuantas sílabas a tu frase cuando te toque rapear (y si el juego considera que lo has clavado), estarás de camino al "cool". Una vez ahí, el/la instructor/a considerará que sabes lo suficiente y te dejará a tu aire hasta que vuelvas a bajar a la puntuación "good".

Otro detalle muy simpático es cómo cambia la situación en función de lo bien que estés rapeando. En la fase de conducción, PaRappa irá zigzagueando con el coche si no sigue correctamente las frases, en la escena de la cocina, Cheap Cheap se mosqueará y saldrá de la pantalla de la tele como te vea meter la pata demasiado. ¡Ojito con los fallos, que éste es un juego muy exigente con el ritmo! Todas las canciones aprovechan muy bien su temática, especialmente la quinta, que habla sobre la urgente necesidad de ir a plantar un pino en el lavabo de una gasolinera (no, no es coña).

Las canciones de PaRappa the Rapper, como hemos dicho, son
estupendas. Y sabemos que es mejor calidad que cantidad, pero...

PaRappa the Rapper nunca aburre, siempre nos hace acabar una canción deseando ver cómo será la siguiente, y la cosa va cada vez a mejor... Pero por desgracia, es un sentimiento efímero: sólo hay seis canciones en todo el juego, y no hay rejugabilidad ninguna, más allá de ver los finales alternativos de cada canción al acabarlas en modo "cool". La versión de PSP incluía un modo extra de dificultad, pero ya está... Ningún extra llamativo, ninguna canción nueva, ninguna escena adicional... ¡Nada! Si ya se quedaba corto en su tiempo, para los estándares actuales se siente aún más reducido.

Ah, y una cosa más: si intentas dar al pausa por el motivo que sea, tendrás que repetir la canción desde el principio. ¡Así es! No te dan opción de retomarla desde donde pausaste, sólo podrás salir o volver al inicio de la fase. Esto es algo que, por fortuna, arreglaron en la remasterización de PS4.

Aunque no es ni de lejos el mejor juego de su saga, le debemos 
la existencia de los dos fantásticos títulos que salieron después.

¿Conclusiones?

Como objeto de coleccionismo, PaRappa the Rapper tiene un inmenso valor simbólico, pues se trata de uno de los mayores iconos de Sony. Sin embargo, como software en sí, los años no lo han cuidado demasiado bien. Comparándolo con el posterior UmJammer Lammy (un formidable spin-off con un repertorio de rock protagonizado por la guitarrista Lammy), éste tiene siete canciones, que sigue siendo poco, pero al superar la campaña principal, podemos repetirla con PaRappa cambiando el estilo de los temas a su tradicional rap. Por su parte, el inolvidable PaRappa the Rapper 2 de la siguiente generación contaba con ocho temas, una mejora gráfica y sonora descomunal con respecto al primero, una historia más extensa y cómica... Y lo mejor de todo: un desternillante modo para dos jugadores. Cierto es que esos dos maravillosos títulos jamás habrían visto la luz del lector de discos si el primero no hubiera tenido éxito, y por eso le guardamos un cariño especial.

Gráficos
La dirección artística logró algo nunca antes visto al crear expresivos modelos planos en 3D, y aunque hoy día no se ven muy frescos, siguen rebosando carisma.

Sonido
Buenísimas bases y memorables voces, incluso la banda sonora que suena en las cinemáticas es más que decente. Aun así, habría estado bien tener más canciones para rapear.

Jugabilidad
Muy simple, pero eso no significa que te espere un paseo por el parque: aquí son exigentes con la sincronización, y se compensa a quien encuentra un hueco para improvisar.

Duración
Su mayor flaqueza: el juego en sí es corto, con sólo seis niveles, y una vez completado el último no queda nada más que hacer. Incluso para su década, es una experiencia muy breve.

Lo mejor
· Personajes y voces agradables, con muchísimo colorido.
· Bases de rap excelentes y gran calidad sonora en general.
· Mecánica de improvisación y algún que otro secreto por ahí escondido.

Lo peor
· Gráficamente ha envejecido de aquella manera.
· Tremendamente corto, con muy pocas canciones.
· Nula rejugabilidad.

Nota final
7

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