viernes, 2 de septiembre de 2016

Análisis - Alice: Madness Returns (PS3 / Xbox 360 / PC)

¿Sabéis? A veces me pregunto qué pensarían quienes llevaban esperando mucho tiempo este juego. Cuando lo vi en aquel lúgubre y solitario estante, lo compré simplemente por curiosidad, y aprovechando que traía la primera parte de regalo en formato digital. En general me gustó bastante, pero, ¿qué pensaría alguien que estaba siguiendo el desarrollo desde el principio? Los primeros trailers mostraban unos personajes que no se asemejaban demasiado a los del producto final, y algunas escenas no aparecen representadas dentro del juego. Pero bueno, no nos enrollemos más y demos comienzo a la review de uno de los últimos trabajos de American McGee.


¿Por fin una secuela de American McGee's Alice? ¡Ya era hora!

Y tanto, parece que a Electronic Arts últimamente le da por conceder secuelas que llevábamos tiempo esperando, no hay más que ver el caso de Psychonauts. Esta vez, la empresa se ha aliado con el estudio chino Spicy Horse para dar a American McGee's Alice la segunda parte que tanto se merecía. Puede que el nombre de McGee os resulte familiar, pues participó en el desarrollo de los títulos de Doom y Quake. En Alice: Madness Returns, así como en su predecesor, ejerció el rol de director creativo. Ahora, ¡echemos un ojo a esta preciosidad!

Como puede sugeriros el título y la portada, se trata de una adaptación de los clásicos literarios de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo. Y una adaptación, de hecho, increíblemente oscura y violenta... En esta nueva "línea temporal", un incendio destruye la casa de los Lidell. Alice logra escapar, pero sus padres y su hermana mueren dentro. Esto hace que la pequeña de la familia sufra un severo trauma y pase a ser ingresada en un psiquiátrico, donde viviría más o menos una década. El objetivo en American McGee's Alice es adentrarse en un País de las Maravillas decadente y atroz para vencer a la Reina de Corazones y lograr que Alice se acepte y deje de culparse por la muerte de su familia, restaurando así el País de las Maravillas a su estado anterior al trágico acontecimiento. En Alice: Madness Returns, retomamos la historia justo después de la salida de Alice del psiquiátrico, cuando es trasladada a un orfanato en Londres. Aunque rehabilitada, nuestra desdichada protagonista sigue teniendo secuelas y ahora debe volver al País de las Maravillas en busca de respuestas sobre su pasado, la causa del incendio y el verdadero responsable. 

La cosa promete, ¿eh? Diez años de una entrega a otra se notan
muchísimo, sobre todo en el nuevo y magnífico diseño de Alice.

Bueno, ya que McGee se ha encargado del diseño, vamos a empezar dándole la enhorabuena por su trabajo, ¿o no? El apartado gráfico cumple correctamente, aunque puede que experimentes algunas texturas que tardan un poco en cargar si juegas en consolas (ignoro si la versión para PC tiene el mismo problema). Lo más elaborado, sin duda, es el modelo de Alice: las físicas de su ropa ya de por sí son decentes, pero las del pelo son absolutamente increíbles, puede que hasta te quedes embobado a veces con el realismo logrado en el movimiento de su cabello. Lástima que no se pueda decir lo mismo de los escenarios... No penséis mal, son todos preciosos y muy variados, tenemos un montón de lugares que visitar: bosques, fábricas, glaciares, los dominios de la Reina y hasta el fondo del mar. Y encima han dedicado un mundo a la temática oriental, haciendo honor al país en el que fue completamente desarrollado el título. Es más, podemos toparnos con muchos elementos del libro y referencias al primer juego. Entonces, ¿dónde está el problema? 

A ver, ¿qué nos gustaba de American McGee's Alice? Es un título que ha envejecido fatal, cierto, pero incluso jugándolo ahora nos damos cuenta de que los escenarios estaban bastante bien hechos por dos motivos. El primero es que incitaban a la exploración, no todo se basaba en avanzar por un único sendero, sino que a veces te encontrabas en una zona amplia con diferentes bifurcaciones que conducían a secretos o claves para abrirte otro camino, y era posible que tuvieras que visitar lugares en los que ya habías estado para desbloquear un nuevo acceso. Esto en Alice: Madness Returns no ocurre en absoluto, todo se basa en seguir un único camino, la exploración se ha reducido a localizar los recuerdos coleccionables de Alice, un puñado de botellas etiquetadas y los morritos con alas a los que tienes que acribillar con un arma a distancia. El segundo motivo es que creaban una atmósfera siniestra, confusa y opresiva, y casaban perfectamente con la tétrica música que ponía los vellos de punta en más de una ocasión. Pues bien, eso es algo que también se ha perdido en la secuela: los escenarios ya no dan esa sensación de ser terroríficos. Sí, el País de las Maravillas vuelve a estar destrozado como la mente de Alice, pero aparte de eso... Se han preocupado más por la faceta "gore" que por otra cosa, algo me dice que no tenían intención de hacerlo como el primer título en ese sentido, porque si realmente querían hacerlo así, les ha salido el tiro por la culata. Ni siquiera la música es capaz de cumplir dicha función, pese a ser bastante buena; no hay nada que realmente cause intranquilidad o mal rollo. Al menos, no hasta el último mundo, que aun así se siente incompleto por varios motivos que explicaré más adelante...

Ya hemos dejado claro que el diseño de escenarios no está a la
altura del anterior juego, pero aun así, sigue siendo muy bueno.

Hablemos de la propia Alice: ha sufrido cambios tanto para bien como para mal. El más notorio, como hemos dicho, es su aspecto, pero también hay que mencionar que su vestido cambia en función del mundo en el que nos encontremos. Una vez superado un mundo, podemos escoger su correspondiente vestido de forma manual en el menú principal, y cada uno dará distintos poderes a la joven exploradora. Por cierto, el diseño del resto de personajes importantes, como el Gato de Cheshire o el Conejo Blanco, encaja con la temática del juego, así como el de los enemigos que nos encontraremos, algunos de ellos tan impresionantes como aterradores. La jugabilidad ha mejorado bastante, ahora podemos movernos por el País de las Maravillas con más soltura, los saltos son muchísimo más fluidos que nunca y tenemos nuevos movimientos como planear o encoger para evitar algunos ataques, descubrir pasajes ocultos y escurrirnos por lugares estrechos. La jugabilidad se asemeja más a la de un hack and slash como Devil May Cry, y exceptuando algunos problemas de cámara, el combate es absolutamente disfrutable, así como el plataformeo. Aunque no es posible guardar en cualquier momento como antes, el juego es bastante generoso con los puntos de control, así que no pasa nada.

La pega es que se ha reducido la variedad de armas y ya no hay potenciadores. ¿Recordáis el espejo que hacía invisible a Alice o el frasco que la convertía en demonio? Aquí lo único que tenemos es un "modo histeria" que podemos activar cuando la salud esté baja para transformar a Alice temporalmente en una auténtica máquina de matar sedienta de sangre. En el mundo oriental jugaremos algunas fases de scroll lateral, en los dominios de la Reina, controlaremos en ciertos segmentos a Alice gigante, barriendo enemigos a patadas y derribando torres, en el mundo bajo el agua tomaremos el timón de un barco disparando balas de cañón a enemigos como si de un shooter espacial en dos dimensiones se tratase, y en el último mundo rodaremos una cabeza de muñeca por distintos complejos de engranajes y obstáculos, lo cual aporta algo de variedad; pero se nota que las cuatro modalidades están poco pulidas, ya que el control se vuelve algo costoso e incluso puede hacer acto de presencia algún que otro glitch. A todo esto, añadimos que el mimo a los detalles ha decaído lo suyo. ¿Recordáis cuántas cosas podían mataros en American McGee's Alice? El fuego, la falta de oxígeno al bucear, una caída o simplemente perder tu salud, y Alice siempre mostraba una animación diferente al morir. Vale, no estaba al nivel de Resident Evil 4, pero para el año 2000, no vamos a pedirle más. Aquí, todas las animaciones de muerte son iguales: Alice explota en decenas de mariposas que se desvanecen en todas las direcciones. Con los enemigos ha pasado exactamente lo mismo: antes, podías atacar a un enemigo con un arma de hielo y, si acababas con él usando dicha arma, quedaba congelado y se derretía. Aquí, los enemigos tienen las mismas animaciones de muerte para todo, sólo he visto una excepción al luchar contra los locos del capirote del principio, que pierden la cabeza si los matas con la Espada Vorpal. 

Bueno, no todo va a ser malo, a fin de cuentas... El combate
responde bien en casi todo momento y es muy satisfactorio.

En líneas generales, como ya he dicho, la jugabilidad es excelente. La variedad de enemigos no es tan grande como en el anterior juego, y ya no disponemos ni del maná ni de tantas armas, así que decimos adiós a los naipes, los dados del diablo, el báculo de hielo, la caja sorpresa... Pero seguimos teniendo un buen arsenal que nos obliga a enfrentarnos a cada abominación de una forma distinta, además de haberse facilitado enormemente su accesibilidad. Es más, ahora podemos ir recogiendo dientes a lo largo del juego que hacen las veces de moneda para comprar mejoras de armas, aumentando los combos y el poder con ellas. Oh, ¿y recordáis que en mi análisis a Jak and Daxter: El Legado de los Precursores, me quejé de que sólo había tres batallas contra jefes? Pues aquí, sólo hay una. ¿Una? ¿Es una broma? ¡Ojalá lo fuera! ¿Qué ha pasado? American McGee's Alice tenía muchos jefes como la Duquesa, Tweedle-Dee y Tweedle-Dum, el Sombrerero, el Ciempiés, el Rey Rojo... ¿Por qué no aquí? Lo peor de todo es que te engañan. ¡Sí, como lo oyes, el propio juego te engaña en el peor de los sentidos! Cuando superas el primer mundo, al final te encuentras a la Liebre y al Tejón dentro de una especie de gólem con aspecto de jefe final: se presenta en un escenario lo suficientemente amplio como para ser una arena de jefe y adopta una postura amenazadora contra Alice. ¡Pero no, entonces llega el Sombrerero y lo derriba de un solo golpe! Han desperdiciado mogollón de potencial en este juego, y ése es su mayor problema. Ya que no tenemos un solo jefe hasta el final del todo, ¡¿os importaría no mentirnos?!

Y no, no cuento al Ejecutor como jefe porque lo único que
haces es huir de él hasta que Alice crece y lo aplasta sin más.

Éste ha sido el gran defecto de Alice: Madness Returns. Al año siguiente de su lanzamiento, se publicó un trailer del juego en fase beta. ¡Y madre mía, menos mal que no salió antes de que se lanzara, porque entonces sí que se habría armado una gorda! El trailer desvelaba un montón de contenido que se desechó del producto final. Para empezar, se mostraba cómo en algunas partes jugadas en Londres tenías que escapar de la policía; había efectos climáticos como lluvia mucho mejores y en más localizaciones que en la versión final del juego, así como una nueva arma en forma de látigo de fuego (por alguna razón, me recuerda a Castlevania...), nuevos enemigos, escenarios más grandes e incluso la posibilidad de bucear. ¡Bucear! Hay un mundo entero basado en las profundidades abisales y no puedes bucear, te desplazas a pie sobre el lecho marino sin cambiar nada. ¿De qué va esto? ¡Hasta en American McGee's Alice podías bucear!

Pero la peor parte se la lleva el último mundo: la casa de muñecas. El concepto es una pasada, es posiblemente el lugar más terrorífico de todo el juego (bueno, tal vez el único terrorífico) y la música que suena es genial. Pero el diseño general de la zona hace que nos preguntemos si realmente pusieron tanto empeño en que quedara medianamente bien. Muchas salas parecen exactamente iguales, hay modelos y texturas poco pulidos y si no fuera por las fases más bien pobres en las que controlamos la ya mencionada cabeza de muñeca, se haría repetitivo enseguida. Sin duda, este viaje acaba peor de lo que empieza y el nivel de calidad se va desinflando poco a poco.

Incluso en algunos artes conceptuales dentro del propio juego
puedes encontrar contenido descartado. Muchas gracias, EA...

¿Conclusiones?

Se podría decir que a Alice: Madness Returns le ocurrió lo mismo que a Dark Souls II: es un buen juego, pero una mala secuela. Aunque mejora ciertos elementos de American McGee's Alice (en especial las secciones de plataformas y el control aéreo), poco hay que haya logrado hacer mejor. Y si a eso le sumamos que pudo haber sido muchísimo más de lo que fue... Aun así, si te gusta el género y alguna vez tienes ocasión de probarlo, dale una oportunidad. Quién sabe, tal vez te guste.

Gráficos
Son buenos, en especial si hablamos de Alice, que es a quien más vamos a ver, pero el diseño de escenarios se ha quedado un poco corto.

Sonido
No crea tanta tensión como la banda sonora de American McGee's Alice, pero eso no quita que sea de calidad. Y de verdad, el tema del menú principal deleita con su violonchelo.

Jugabilidad
Es el apartado en el que más ha mejorado. Aunque el género ha cambiado completamente, el control de Alice se siente mejor que nunca. Pero no les perdono que hayan quitado el buceo.

Duración
A pesar de lo capado que está, el producto final en sí tiene una buena duración, y más aún si te pones a buscar todos los coleccionables. Es muy a la vieja escuela, eso me gusta.

Lo mejor
· El retorno de una de las obras de culto de McGee.
· Control muy mejorado con respecto a su predecesor.
· Buena banda sonora y profundización en la historia.

Lo peor
· Una menor variedad de armas.
· Reducción de ambiente oscuro.
· El juego iba a albergar mucho más contenido del que acabó teniendo.

Nota final
6'5

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